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¿Eres un buen propietario?


Tienes un piso en propiedad y lo pones en alquiler. ¿Quieres ser uno bueno? Mejorando tus responsabilidades y habilidades como dueño aumentarás las posibilidades de alquilar más y mejor tu piso, porque ser un buen propietario tiene su recompensa. Y es que encontrar un buen inquilino es difícil, pero lo mismo sucede con un buen dueño. Solo aquel que es capaz de ponerse en la piel de la persona que alquila el piso va a ser mejor arrendador. Aquí te dejamos unos consejos que hemos ido comprobando en nuestros años de experiencia.

Los beneficios de ser un buen casero

Ser dueño de una casa o piso es un trabajo a tiempo completo y conlleva muchas responsabilidades, cargas y preocupaciones. Estos crecen si lo tienes alquilado, y, lo creas o no, si te comprometes y te preocupas por ello, ser un buen casero también tiene ventajas.

  • Evitas la morosidad, ya que está comprobado que si cumples con lo estipulado en el contrato, el inquilino se sentirá más cómodo y tiene menos probabilidades de dejar de pagar.
  • Tu vivienda seguirá en las mejores condiciones. Tú te ocuparás del mantenimiento de manera puntual, y, aunque hay excepciones, los inquilinos se sentirán cómodos y también pondrán su grano de arena para que esté en las mejores condiciones.
  • Está demostrado que ser un buen casero evita que el inquilino se retrase en los pagos.
  • Ahorrarás tiempo al evitar discutir. Como tu vivienda siempre estará en buenas condiciones, los inquilinos no tendrán nada que decir. Además, todos los desperfectos que ocasionen estará claro que son su responsabilidad.

¿Cómo ser un buen propietario? Claves y consejos

Aprender a ser un buen propietario se reduce a conocer todas las responsabilidades que adquieres y cumplir con ellas. Los llamados buenos caseros comparten ciertas cualidades, como son la comunicación, la flexibilidad y la organización.

  • Legal y honesto. Si demuestras que eres legal y vas de frente con todo lo que atañe a tu propiedad, generarás confianza entre los posibles inquilinos.
  • Conoce tus obligaciones y ten en cuenta todo lo que has firmado en el contrato de arrendamiento.
  • Ten lista la vivienda en todo momento. Así, la persona que esté buscando alquilar podrá verse en unos días viviendo allí.
  • Paciencia para elegir el inquilino adecuado. Las prisas en estos casos son malas consejeras. Antes de alquilar tu propiedad, solicita informes, charla con las personas que quieren vivir en ella, conoce sus condiciones… Porque si encuentras un buen inquilino, todo lo demás será más fácil.

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